Hace 41 años…

Hace 41 años…

Por Marcelo Arancibia

Hace 41 años atrás acompañe a mi padre al Colegio Don Bosco a votar. Mi padre lo hizo por Raúl Alfonsín. Recuerdo que al mediodía la familia ampliada se juntó a comer un asado, a festejar la recuperación de la democracia, no importaba por quién lo hacían, algunos votaran por Luder, los unía la celebración del de la dictadura, la llegada de la paz y la prosperidad.

31 años después, cada vez que le decía a mi padre que me iba a una reunión política, con una risa entre irónica y triste, me contestaba: ¿Para qué? si este País y esta Provincia no tienen arreglo.

Cada vez que me decía esto, me quedaba a tratar de convencerlo que no era así, que si terminamos con la corrupción, que si ordenamos la economía, que si dejamos la anomia de lado, el País y la Provincia dejarían atrás sus historias de decadencias y tomaríamos por una vez y para siempre la senda del progreso y desarrollo.

Si hoy lo tuviera a mi padre enfrente, casi que le daría la razón: que no tenemos como país y provincia arreglo alguno.

Pasan los años, cambian los gobiernos, quedan los vicios. Si bien la historia no se repite, debiera al menos tener en cuenta sus lecciones.

Recordemos las palabras de Mariano Moreno en la víspera del 25 de mayo del 1810: "Si los pueblos no se ilustran... será nuestro destino mudar de tiranos sin terminar nunca con las tiranías". Las palabras de Moreno son nuestro sino trágico.

¿Qué es la tiranía hoy en la Argentina? Sería fácil y tentador ponerle nombre y apellido o circunscribirlo a un partido político determinado, pero ello no contesta la pregunta, solo nos permitiría señalar las consecuencias y no las causas de nuestras tiranías, pues ellas no pueden ser instauradas sin la complicidad del pueblo, generación tras generación.

Creo que la Argentina solo vivió una república democrática plena, sin tiranías, entre el 10 de diciembre de 1983 y la caída del plan Austral, luego esa vieja y conocida bestia de los argentinos volvió a tomar el control del País: Me refiero a las tiranías.

Timothy Snyder, profesor de la Universidad de Yale y especializado en historia de los países de lo que fue la Europa del Este y del Holocausto, escribió un libro titulado "Sobre la Tiranía: Veinte lecciones que aprender del siglo XX", donde, precisamente desarrolla ejemplos de resistencias ciudadanas que fueron aplicadas contra el nazismo y el comunismo durante el Siglo XX, a fin de neutralizar los mecanismos que actualmente aplican gobiernos pseudo democráticos para anular progresivamente las libertades de los ciudadanos, en muchos casos, con su propia complicidad.

Las 20 lecciones, para evitar ser cómplices de un proceso político que derive en una tiranía, son: 1. No obedezcas por anticipado. 2. Defiende las instituciones. 3. Cuidado con el Estado de partido único. 4. Asume tu responsabilidad por el aspecto del mundo. 5. Recuerda la ética profesional. 6. Desconfía de las fuerzas paramilitares. 7. Sé reflexivo si tienes que ir armado. 8. Desmárcate del resto. 9. Trata bien nuestra lengua. 10. Cree en la verdad. 11. Investiga. 12. Mira a los ojos y habla de las cosas cotidianas. 13. Practica una política corporal. 14. Consolida una vida privada. 15. Contribuye a las buenas causas. 16. Aprende de tus conocidos de otros países. 17. Presta atención a las palabras peligrosas. 18. Mantén la calma cuando ocurra lo impensable. 19. Sé patriota. 20. Sé todo lo valiente que puedas.

A 41 años del retorno de la democracia, y con la esperanza que este País y esta Provincia sí tengan arreglo, buen sería que cada uno de los ciudadanos se pregunte si con su conducta colabora o no con las tiranías Argentinas.

Para Snyder la posverdad (distorsión deliberada de una realidad, que manipula creencias y emociones con el fin de influir en la opinión pública y en actitudes sociales / IRA + ALGORITOMOS nos dirá Giulano Da Empoli) es hoy por hoy prefascismo.

Ya en el año 1940 el escritor alemán Thomas Mann en su conferencia sobre la victoriosa llegada de la democracia" no advertía que el “cuando el fascismo regrese lo hará en nombre de la libertad”. Si los presidentes en este país tratan a la prensa y a los periodistas de enemigos del pueblo, y lo hacen en nombre de su interpretación de ser ellos quienes encarnan el sentir popular, la primera víctima es la libertad de las personas a informarse sin miedo. Y donde hay miedo es imposible la libertad, porque miedo y libertad son incompatibles.

A mi padre y su escepticismo sobre el arreglo a los problemas históricos del país y la provincia, por las presencia de nuestras tiranías, ensayaría una respuesta, tomando una frase del filósofo surcoreano Byung-Chul-Han y le diría que aún tengo esperanzas, pero que no soy un optimista. Porque el optimista carece de negatividad, en cambio quién tiene esperanza sale en busca de lo nuevo, de lo que jamás ha existido, pero desde la desesperación más profunda, y lo haría "con esperanza" de lograr una república democrática y constitucional para mi País y mi Provincia, para que la libertad, igualdad y fraternidad superen a las tiranías presentes y futuras.