Nuestra Tiranía

Nuestra Tiranía

Por Marcelo Arancibia

Mariano Moreno escribió alguna vez que: “Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se le debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas, y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos, sin destruir la tiranía".

Sería muy fácil identificar los tiranos y las tiranías con personas y gobiernos de nuestra historia, desligando de responsabilidad a las sucesivas generaciones de argentinos que, desde 1810 a la fecha, acumulamos más fracasos que éxitos en casi todos los órdenes de la vida social.

Pero como decía Albert Camus, "los pueblos no tienen los gobiernos que se merece, sino los que se les parece" habría que indagar las razones de nuestro fracaso a la luz de la relación entre la ciudadanía y la ley.

En consecuencia, los tiranos y las tiranías no son personas (aunque hay cada uno que se mereció y se merece el mote) sino sistemas. La anomia es la principal, otras son la corrupción, la inflación, la ambición por el poder eterno etc.

El filósofo del derecho Carlos Nino escribió un libro muy citado pero aplicado llamado "Un País al margen de la ley", donde sostiene que aquello de "Hecha la ley, hecha la trampa”, o “cumplir con la ley... hasta donde se pueda y según convenga”, forman parte de un sentido común que nos identifica como una sociedad con bajo apego a las normas, poco menos que rasgos característicos de una identidad disociada entre lo que decimos que hacemos y lo que hacemos verdaderamente.

San Juan, tiene andamiaje jurídico colosal, nuestro problema no serían las leyes que hacemos, sino que hacemos con esas leyes cuando la política no puede adecuarse con la legalidad instituida. De hecho, solo en los últimos años en San Juan se han hecho enmiendas constitucionales de facto.

Podemos mencionar tres precedentes provinciales, y un bonus track: la votación en el Consejo Superior de la UNSJ la que, sin bien no importó una enmienda constitucional, su resultado hizo de su estatuto papel mojado, y de su falta de autoridad ética un problema político Institucional a resolver.

1°) La designación de un escribano abogado como miembro de la Corte de Justicia de San Juan. La interna en el seno del [ex] oficialismo provincial se resolvió con el nombramiento de un vicegobernador que, si bien tiene el título de abogado, jamás ejerció la profesión en los términos del art. 204 de la Constitución. Con este presente mañana una persona con título de abogado, que jamás ejerciera la profesión o desempeñara la magistratura por 10 años mínimo, podría ser miembro de la Corte.

2°) El Jurado de Enjuiciamiento diferencia a los miembros del Tribunal de Cuentas según sea abogado o contador (únicos títulos habilitantes para ocupar tal Órgano Constitucional) ello en relación con las incompatibilidades y prohibiciones que les impone la Constitución Provincial, que son las mismas que les corresponden a los miembros del Poder Judicial. Para salvar a un miembro del Tribunal de Cuentas que era contador, a estos no les corresponden las incompatibilidades y prohibiciones de los Jueces porque estos son abogados y no contadores. Ergo, un miembro del Tribunal de Cuentas que es contador puede hacer política partidaria, electoral o sindical, como estar afiliados a un sindicato o partido político.

3°) La entrevista de un abogado ternado para un cargo en la magistratura por parte de la Comisión de Justicia de la Legislatura Provincia, con auto de procesamiento con prisión preventiva confirmada por la Cámara de Apelaciones de Mendoza, bajo el argumento que debían respetar el principio de inocencia del ternado, confundiendo legalmente tal garantía con el requisito constitucional para ser Juez de la idoneidad. Tener una causa judicial con procesamiento dictado por un Juez de la Constitución ya no es óbice para ser magistrado en la provincia.

En todos los casos mencionados (y solo son tres tomados al azar) a la política le cuesta obrar conforme a derecho, como la constitución, y cuando ello ocurre aparece prístino la tiranía de Instituciones que se manejan al margen de la Ley.

La anomia dominó la conducta del Consejo Superior de la UNSJ al resolver un sumario que tenía probado la denuncia contra un decano por acosos varios, y en su consecuencia sugería someter a destitución al encartado ante la Asamblea Universitaria. La abstención de una primera mayoría mandó al archivo el expediente, sin más fundamento que una actuación administrativa deficiente. La abstención en un cuerpo colegiado es una figura jurídica que garantiza la imparcialidad y objetividad de los procedimientos administrativos, de acuerdo con el cual, en determinados casos, las personas intervinientes se deben abstener de actuar en esos procedimientos por haber intervenido previamente en los mismos o por su vinculación con las partes que intervienen (víctima o denunciado) ¿Se usó la abstención, para simular el voto en rechazo a la destitución de uno de los propios? Nuevamente la política y los compromisos que en ella se generan fueron incapaces de resolver un tema conforme a derecho. Los pactos corporativos (la casta) dominan la escena en el Consejo Superior y se llevan puestos discursos y relatos como la defensa de la mujer contra la violencia patriarcal.

Incluso, hay consejeros que se agravian por las filtraciones internas y por el tratamiento público de un hecho doblemente vergonzoso: la impunidad administrativa y la no publicidad de la resolución que manda la investigación al archivo: el sentido de los votos y el fundamento de estos.

Pedir omertá hacia dentro del Consejo Superior, y que nadie opine desde fuera de la UNSJ es un claro ejemplo de anomia como tiranía presagiada por Mariano Moreno.

¿Cómo superamos las tiranías? ¿Cómo salimos de la anomia? El filósofo Alemán Jürgen Habermas nos habla del patriotismo constitucional, como una forma de civismo propio de una sociedad pluralista, que forja una "identidad colectiva nacional" incorporando elementos universalistas como los derechos humanos y los principios fundamentales del Estado democrático o de derecho, como lo es la república y sus principios y gestualidades.

Dejar atrás la "maldición" del Gran Mariano Moreno, y lograr destruir las tiranías (la anomia, la corrupción etc.) nos obliga asumir el compromiso político de tomar decisiones, fundamentalmente a través de nuestros representantes, fundados en las normas, valores, procedimientos y mecanismos previstos en la constitución provincial o nacional. Sino estamos destinados a vivir en esta condena histórica de repetir los errores en lo político, económico y social.