Argentina dialéctica: de la esquizofrenia del "No vuelven más" al "Vamos a volver"
Por Ernesto Simón
No puede ser tan pobre el debate de ideas en este país devastado y esquilmado básicamente por cuatro castas: Casta Política, Casta Empresarial, Casta Gremial, Casta Periodística y Casta Judicial.
No debería ser tan pobre pero lo es. Y, lo peor, la pobreza cultural y simbólica nos ha sumergido en la pobreza material y social. La tragedia argentina tiene sus protagonistas y no es difícil descubrir cómo está conformado ese elenco nefasto de poderosos que empujaron a esta Nación a un destino incierto y limitado, casi inviable.
Habrá que retrotraerse a 1983, cuando regresaba la democracia al país y el debate era ferviente, entusiasta y hasta diría, idealista. A la distancia, y mirando un poco calendario atrás, vemos como se ha empobrecido el intercambio ideológico, llegando a la degradación de la actividad política vernácula.
Si entendemos que la dialéctica es "la teoría y técnica retórica de dialogar y discutir para descubrir la verdad mediante la exposición y confrontación de razonamientos y argumentaciones contrarios entre sí", la conclusión sería penosa: en casi 40 años de democracia no aprendimos nada.
Tras décadas de gobiernos peronistas con algunas interrupciones radicales cada tanto, en 2015 el kirchnerismo perdió el poder y el macrismo asumía el control del Estado. Es extraña la manera de castigarse que ambos bandos manejan con soltura bochornosa.
Aparecieron entonces los hashtags plagados de virulencia y los cánticos envalentonados y bravucones, donde los brazos en alto en señal de guerra son la patética postal de quien intenta destruir al adversario.
En los años 80, los hashtags no existían pero sí los eslogans. Es lo mismo, con la diferencia que los eslogans marcaban una ideología, explicaban una pequeña porción de cosmogonía.
Los hashtags son apenas latiguillos sin contenido y vaciados totalmente de cualquier posición ideológica. ¿Qué pueden aportarle a la cultura nacional el "No vuelven más" o el "Vamos a volver"?
No vuelven más: la frase insigne de Cambiemos se les volvió como un boomerang y les jugó en contra. ¿Por qué no deberían volver más?, ¿porque se robaron todo? Sí, es cierto, se robaron un PBI y medio. ¿Se puede ser más ladrón que el kirchnerismo? No, imposible superar esos niveles de delincuencia institucionalizada. Ahora, en democracia, hay que saber aceptarlo, todo es posible. El Estado no es un botín de guerra como piensan las cuatro castas nombradas al comienzo de esta nota.
Vamos a volver: este cántico se repitió en cuanta manifestación, acto de golpe institucional intentó propinar el kirchnerismo ladrón al estafador farsante Macri durante sus 4 años de Gobierno. ¿Volver para qué? ¿Volver mejores, menos proclives a la cleptocracia? ¿Volver más tolerantes y aceptar que otras ideologías son posibles en un país donde la democracia está en plena vigencia? ¿O volver para codearse todo el tiempo y morderse salvajemente para disputarse los espacios de poder? Sí, para todo eso.
Argentina dialéctica rumbo al nocaut técnico
¿Por qué la política criolla siempre está tramando quedarse con todo, hacer del Estado una mercancía negociable? Porque los mecanismos de control institucional no funcionan y porque las ideologías se licuaron y fueron reemplazadas por el pragmatismo fútil de quienes sólo piensan en perpetuarse en el poder y hacer negocios.
Argentina está siendo manipulada por dos bandas de facinerosos: un bando profesa que Sí Se Puede, es Juntos por el Cambio, que en 4 años quisieron gobernar y lo único que lograron es endeudar al país, sumergir a la población en la pobreza, destruir el consumo interno, disparar la inflación, cerrar negocios y detener la industria.
El Gobierno de Macri se esmeró en estafar al ciudadano y robarle al país a través de un endeudamiento inmanejable y una timba financiera que sólo benefició a los amigos del poder. Hicieron crecer la pobreza, duplicaron la inflación y generaron desempleo. ¿Se puede ser más inútil? Sí se puede, sí se puede.
Alberto Fernández y Cristina volvieron peores que nunca, trajeron aparte un regalo nefasto: Sergio Massa. Dispararon la inflación, acrecentaron la pobreza y dejaron abandonado al pueblo argentino. La miseria marcará los 4 años de este Gobierno peronista.
Los malechores del peronismo, amontonados en el Frente de Todos, gobernaron con actitud rampante, listos para robarse la otra mitad del país que no pudieron saquear cuando gobernaron durante 12 años.
Habrá que olvidar los sueños de una Justicia ecuánime en este país: Cristina no irá presa a pesar de que es una ladrona. Macri tampoco irá a la cárcel, a pesar de que estafó a un pueblo entero y cometió mala praxis económica.
En un país normal, los estafadores y los ladrones van presos. Pero esto es Argentina, nunca hay que olvidarse de ese leve y fatal detalle.
Lo que viene: una calamidad imperdonable que la historia criolla sabrá reprocharnos con merecida virulencia.
Así nos va.
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