Las boletas de la luz que no se pueden pagar
Por Marcelo Arancibia
El caso (que se reproduce en miles de historias a lo largo y ancho de la provincia): Una señora jubilada y viuda del Departamento de 25 de mayo cobra una jubilación mínima de $304.540 (incluye el bono compensatorio de $70.000, y es en términos reales un 5,8% inferior a la que cobraba en diciembre de 2023) Por su viudez debe cobrar la pensión de quien fuera su cónyuge por otros $304.504.
Para el mes de septiembre debe pagar una boleta de luz por $307.000.
Una vez pagada la boleta de la luz, le quedará para vivir todo el mes de septiembre unos $302.080. Con ello deberá pagar O.S.S.E., la garrafa de gas, sus remedios, el transporte, y la comida, ¿etc.? Ella vive sola, y no puede acudir a la ayuda a sus hijos, porque éstos tienen sus propias familias que mantener.
La señora votó a los libertarios, como casi 6 de 10 electores del País, y lo hizo en un departamento donde las prácticas populistas y feudales son una cultura política arraigada y permanentemente perfeccionada en los últimos 40 años de democracia. No es lo mismo votar contra el oficialismo en los departamentos rurales o periféricos, que en las cuatro avenidas de la Capital. La diferencia radica entre vivir o no gracias a la mal llamada beneficencia del Estado.
El pagar la boleta de la luz en septiembre es un dilema para miles de usuarios (ciudadanos) de la Provincia de San Juan. Muchos no lo harán, otros tanto la abonarán con un gran esfuerzo, posiblemente incurriendo en mora, pidiendo ayuda a terceros o endeudándose. ¿Y en octubre, podrá abonarla?
Es un problema social que comienza a convertirse en un problema político.
Claro está que, mientras "uno de los dos políticos más importe del mundo" (SIC) libera el precio de los servicios públicos en un contexto económico que induce a la recesión -no a la reactivación económica- para bajar la inflación, acá, en lo municipal y provincial ¿se ve la gravedad del problema?
El límite impuesto hace dos meses por el Gobierno Provincial a las Intendencias, respecto al porcentaje de la tasa de alumbrado público que cobran sobre el consumo de energía eléctrica domiciliaria, ya se quedó corto. De hecho, el ahorro por el límite del 12% implicó un alivio de unos 3.300 millones de pesos para los usuarios de energía eléctrica.
Es decir, durante años los municipios han cobrado en la boleta de la luz no una contribución, sino un impuesto, ya que el no ingreso de esos 3.300 millones de pesos a sus arcas no los obligó a cortar el alumbrado público en sus jurisdicciones. Claramente la plata iba a rentas generales, y de allí vaya uno a saber.
El ajuste nacional llegó para quedarse por mucho tiempo. La paciencia de la gente se va agotando. No podemos, y en ello es una opinión mayoritaria de los argentinos, volver para atrás, a una economía inflacionaria ¿Cómo hacemos para que la manta que es corta nos tape de pie a cabeza al mayor número de personas posibles?
Hace mucho que somos un país, y una provincia, pobre. Ahora bien, sobre la pobreza vamos construyendo una economía desigual, un federalismo desequilibrado y una política autoritaria.
Debatir sobre la eliminación del cargo municipal en la boleta de la luz, y el impuesto a los ingresos brutos (que representan algo del 12,5% del monto total que paga un usuario) se impone al menos en los municipal y provincial, o los cortes de luz y el cierre masivo de minis y pequeños comercios (kioscos y almacenes) será moneda corriente, con pérdida de calidad de vida (¡volver al siglo XIX!) y empleos. Es hora de que el Estado provincial y los departamentales asuman su propio ajuste, no con la motosierra sino con el bisturí. Sino una nueva bronca social estará en ciernes.
En la teoría política se diferencia el "cisne negro" del "rinoceronte gris". Éste último es un evento muy probable con un gran impacto que se descarta o se pasa por alto, tal vez porque no lo estamos tomando lo suficientemente en serio. Luego las crisis toman una dinámica y una dimensión incontenible para las Instituciones del sistema republicano.
Y la política es, entre otras cosas, un arte de anticipación de los conflictos, que sirve al bien común cuando el problema tal vez no se pueda resolver en el corto o mediano plazo, pero sí arreglar a tiempo antes que sus consecuencias sean inmanejables. Ello pasaría por aliviar el costo de las boletas de luz, para que la sociedad vea y sienta el cambio con equidad. Sino, la mancha de la pobreza e indigencia seguirá extendiéndose a fronteras inconmensurables.
Para la señora de 25 de Mayo, cuya jubilación no le alcanza para pagar la boleta de la luz de septiembre, si la solución no le llega pronto, y debe esperar que la macroeconomía del País se normalice (que con sus ingresos pueda pagar sus servicios públicos, privados, asistir su salud y alimentarse dignamente, etc.) así como el año pasado en las elecciones escuchó hablar de un Von Mises y de un Hayek, y les pareció interesante como para decidir su voto y dejar atrás la decadencia "K"; en este 2024 conocerá a un tal Lord Keynes, en especial por su frase que "en el largo plazo estamos todos muertos".
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