Moneda Digital, como experiencia Cripto en San Juan

Moneda Digital, como experiencia Cripto en San Juan

Por Mario Luna

Esta dinámica económica disparada por el nuevo paradigma del sinceramiento de precios al nivel del ritmo de la devaluación del dólar, por un parte, y por la otra, con ingresos en pesos que corren muy por detrás de la volatibilidad de la economía, de hecho impone un desafío urgente, que es crear soluciones para amortiguar los abruptos desacoples entre la oferta y la demanda, entre los ingresos y los precios.

Ya en ocasión del Acuerdo San Juan el que suscribe esta nota, elevó e incorporó a dicha plataforma la necesidad de crear una moneda digital en la variedad de stablecoin, la propuesta quedo ubicada en el puesto 94 de alrededor de 500 más o menos.

Pero más allá de la mínima receptividad de antaño a este tipo de nuevas ideas que introducen variantes en la tradicional encarnación del valor de la moneda, que tienda a contrarrestar la pulsión inflacionaria, hoy vuelve a tomar fuelle la necesidad de crear instrumentos de intercambio de mercaderías y servicios que susciten la estabilidad de precios. Y no al revés, es decir, que sea la propia moneda, en tanto medio de intercambio comercial, sea la que intrínsecamente contenga una potencialidad inflacionaria por efecto de la naturaleza de la circulación y el crédito bancaria argentino.

Retomando la cuestión del fundamento y la utilidad práctica económica que tiene la implementación eventual de una moneda no inflacionaria, hay que subrayar los siguientes aspectos.

San Juan, como, Estado, como ciudadanía, como pueblo, si bien delegó a la Nación en la etapa fundacional en el marco de la formalización de la Constitución Nacional en 1853, la facultad de crear un Banco Oficial con facultad de acuñar moneda, ello no implica que no pueda emitir una moneda digital, en tanto, no es papel moneda de curso forzoso, sino voluntario.

Igualmente San Juan desde hace mucho tiempo está en condiciones materiales de disponer de una fracción de metales preciosos para formar una reserva de valor per se y sobre dicha base material de respaldo lanzar una plataforma de moneda digital anclada al valor de una divisa, o, al valor internacional del comoditie, o, de una canasta de comodities o divisas.

De esta manera la moneda digital es stablecoin, es decir, entra en juego un esquema de partida con un activo financiero subyacente no volátil respecto de la moneda en sí, o, con un margen muy corto de volatibilidad, que le conferiría la certidumbre necesaria para crear confianza en su no depreciación por oscilaciones que impliquen desvalorización franca o neta del medio de intercambio.

De este modo San Juan intentaría, en su caso, remover y superar lo tradicional de como entendió la función, el fin y el sentido de la explotación de sus recursos naturales minerales metalíferos, esto es, limitarse a la idea primitiva de exporta, poco menos, que trozos de montañas seleccionados, ya que la riqueza sale del país, altamente primarizada a cambio de una infirma fracción en pesos a título de regalías.

Con reservas certificadas de valor metalífero harto sabidas y probadas y además promocionadas profusamente en cuanta feria minera internacional existió por el mundo donde concurrieron todos los gobiernos pasados a su promoción, es un dispendio que el proyecto estratégico de fondo de San Juan, sea meramente exportar montañas a cuenta gotas sin industrialización por transformación de la materia prima.

Hoy la moneda fiduciaria y el crédito bancario apalancado en un costo operativo exuberante, son una viciosa palanca de envilecimiento de la moneda, porque la proporción de obligaciones – masa de valores de deuda - que genera, son creadas ex nihilo en registros contables, es decir, no tienen existencia en respaldo en bienes y servicios que abran la posibilidad de comerciar con esa masa real de bienes y de ese modo poder acceder a una moneda sustentable.

En la actualidad con las ventajas que proporciona la tecnología blockhain de los token junto a una mayor conciencia social del ecosistema cirpto, y teniendo en cuenta que hay 1,5 millones de cuentas abiertas en moneda digital en Argentina, es retardatario e innecesario, cuanto menos, no plantearse incursionar en crear ideas de nuevos instrumentos que bajen -desindexen- el costo ficto ínsito en la moneda de intercambio.

Ganaría así la velocidad de circulación y se mantendría la demanda de la moneda digital sin desplazarse a hacia refugios especulativos. Ello contribuiría a oxigenar la economía ya que las fueras productivas no estarían condenadas a intercambiar solo con la moneda fiduciaria sometida a stress de envilecimiento constante. De este modo con Ideas integradas, combinando la base de recursos de metales preciosos y los nuevos medios tecnológicos cripto, se puede llegar a articular una forma de uso y goce de la riqueza de San Juan, de modo más difundido entre todos los ciudadanos.

 

Por: Mario A. Luna, abogado, ex presidente del Concejo Deliberante de Jáchal  y Secretaria de Gobierno Municipalidad de Jáchal.