El silencio de los inocentes

El silencio de los inocentes

Nosotros, los representantes..." Muchas veces me he preguntado si realmente Nosotros, los periodistas, representamos a alguien. No encuentro todavía la respuesta. Quizás sea por falta de ejercicio al momento de comprender a nuestra sociedad. Es probable que cada vez que lo hagamos no nos pongamos en el lugar de cada uno de los integrantes de nuestra sociedad.

Cuando arrancamos un día de laburo deseamos, creo que la mayoría, que las noticias sean buenas; o por lo menos no tan malas. La realidad a veces nos indica otra cosa y nos despierta. Nos pone en situación y debemos avanzar.

El periodismo debe ser crítico y veraz ya que es la única manera de que la línea que seguimos no se doble o se quiebre. ¿Pero hasta dónde depende de Nosotros, los periodistas?

Somos buenos o malos. No hay grises. Pero además de eso le podemos agregar: obsecuentes, arrastrados, lame culos, improvisados, mediocres, serios, comprometidos, capaces, inteligentes, “tira bombas”, y todo lo que se le ocurra.

Para los que tienen poder (político o económico) el mundo ideal es sin periodistas. Que nadie diga nada, que ninguno se atreva a investigar y mucho menos a denunciar. Ahora la pregunta es casi obligada: ¿Cómo se hace para ocultar, desviar o negar la manifiesta inutilidad de los poderosos? En algunos casos es marcada la mala intención de varios de ellos. En el medio estamos Nosotros, los periodistas.

En el caso puntual de Jáchal, el gobierno y las empresas mineras tienen “prendada la ideología” de varios periodistas. El compromiso “embargado” y la dignidad “en proceso de reciclado”. Creen que el engaño y la mentira son “sustentables”. En el medio estamos Nosotros, los periodistas.

Una cosa es tener que callar y “disciplinarse” para poder conservar el plato de comida de la familia; otra totalmente distinta es autocensurarse y mirar para otro lado. Los dueños de los medios son, por lo general, de clase media alta y viven de su empresa periodística y de otra cosa. Ellos no se van a “morir de pobres” si el gobierno o las mineras les levantan la pauta. Pero claro, los que quedarán a la calle serán los de abajo. Se produce una “guerra” horizontal (pobres contra pobres) cuando aquel que está lleno de frustraciones laborales, cansado de promesas incumplidas, llega a una radio, a la TV. o al diario, y no le dan bola. “Tengo que preguntarle al dueño si puedo hacerte una nota…”; y en el caso de ser inevitable, rápidamente el dueño (para no quedar mal con el gobierno o las mineras) sentencia: “Pero también le hacen una nota a los “Jefes”, porque siempre escuchamos las dos campanas…” Es hasta gracioso… Se cagan en la pluralidad y cuando están presionados por la gente son los defensores de la pluralidad…

El gobierno y las empresas mineras presionan al periodismo para manejar su línea editorial; pero los más enconados son los periodistas que son funcionarios o partes de las empresas mineras. Es como que saben bien dónde apretar. Es como que ponen al frente a alguien que nunca les va a decir nada; y muchos menos poner su renuncia en la mesa ante el primer quilombo.  Somos los Medios (estamos ahí, justamente en el medio) los responsables de muchas cosas que se dicen y que no se dicen. Pero la sociedad, ¿qué responsabilidad tiene sobre lo que nos pasa a nosotros? ¿Cuando un periodista queda sin trabajo por defender sus ideas qué hace la sociedad? “A mi echaron de la radio y nadie me vino a preguntar si mis hijos tienen algo para comer… Pero te exigen todo; si no, sos un vendido…” Esas fueron las palabras de un periodista desempleado.

El periodismo social, ideológico, militante es el que se pone a la par de la gente que necesita que alguien diga lo que piensa y si es posible, que haga lo que dice.

Nosotros, los que no sabemos a quién representamos en el pueblo de esta Nación Argentina, necesitamos de Ustedes… para  afianzar la justicia, consolidar la paz, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad y para quienes nos gobiernan.-

Jorge Alfredo Morales

Periodista – Editora La Región

(publicado 16 diciembre 2010)