Se fue Baistrocchi del peronismo, acusando a Gioja y Uñac: “Liderazgos eternos, dedos largos y cuentas raras”

Se fue Baistrocchi del peronismo, acusando a Gioja y Uñac: “Liderazgos eternos, dedos largos y cuentas raras”

Emilio Baistrocchi en Jáchal, junto a Matías Espejo y Fabian Gramajo

Luego de conocido el “acuerdo” entre los viejos gestores de la política sanjuanina durante más de 20 años (Gioja – Uñac), varias dirigentes quedaron fuera y otros bien “ninguneados”. Algunos lo manifiestan y otros se callan, especulando con una migaja.

El caso es que el  ex intendente de Capital y ex ministro de Gobierno, Emilio Baistrocchi, en total desacuerdo con lo pactado en el Partido Justicialista, pegó el portazo y se fue del Peronismo sanjuanino, acusando  al uñaquismo y al giojismo de tener “liderazgos eternos, dedos largos y cuentas raras”.

En su Facebook publicó  un claro y contundente escrito donde da a conocer los motivos y su futuro camino a seguir:

LIDERAZGOS ETERNOS, DEDOS LARGOS Y CUENTAS RARAS.

“En mi partido, el justicialismo, hoy se discute “el pasado”.

La política es una herramienta de transformación del futuro.

Lo que tenía por decir lo dije en el momento y el lugar que correspondía, hice autocrítica y crítica; pero claro, estos son ejercicios extraños para los dirigentes de un partido que buscan, en una supuesta lista unidad, esconder intereses personales y disimular una profunda crisis de conducción.

El Justicialismo necesita recambio, no solamente de nombres, sino también de visión.

Tuvimos un gran dirigente que no supo transicionar y que erosionó el proyecto político al punto de detonarlo. Volvió para no volver porque en definitiva, nunca se quiso ir.

Pero, como si con uno no alcanzara para confirmar que ese no era el rumbo, aquél que padeció la eternidad del que volvía sin haberse ido nunca, a su turno, insistió con la permanencia.

Qué paradoja, terminar siendo lo que más se criticaba.

Rescato 20 años de gestión justicialista que significaron progreso y crecimiento para la provincia, pero también en estos 20 años tenemos lecciones aprendidas, errores de conducción que no debemos repetir.

Mientras crecía y se desarrollaba la provincia de la mano del justicialismo a nuestro partido le sucedía todo lo contrario. Fruto de personalismos, perdía convicción y fuerza, se fragmentaba y drenaba dirigentes. Pero no solo eso, también fuimos perdiendo banderas, relegando principios y sumando prácticas que yo no comparto y me animo a pensar, que no comparte la mayoría de los justicialistas.

Yo no comparto la idea de que el que no piensa igual es el enemigo.

Yo no comparto el autoritarismo, ni en nombre de lo nacional y popular, ni en nombre de la libertad.

Yo no comparto que lo institucional sea secundario, las normas y los plazos están para cumplirse.

Planteé oportunamente que el partido necesitaba una renovación de autoridades, que debían evitarse los acuerdos de cúpula que dejan a los justicialistas afuera de la decisión.

Esta lista y hasta el mismo calendario electoral, son un claro ejemplo de un acuerdo de cúpula, cambiar para que nada cambie, y yo no avalo este proceso.

Otra generación más paga el costo de retardar la natural transición, es la generación de las y los que hoy, teniendo responsabilidades de gestión, no logran la conducción partidaria.

Vivimos momentos cruciales en los que definimos futuro. El tiempo evaluará las decisiones que hoy tomamos los dirigentes y si lo hacemos pensando en San Juan y en el Partido Justicialista, o en nuestros propios intereses.

El momento demanda convicción y coraje.

La transición generacional que nuestros dirigentes partidarios no hicieron y los jóvenes dirigentes no supimos exigir con la fuerza necesaria, hoy la protagoniza el actual oficialismo, aprovechado las visibles debilidades, que nosotros no pudimos o no quisimos ver.

Liderazgos eternos que nunca cesan ni transicionan. Dedos largos que señalan desde Buenos Aires “qué, quién y cómo”. Cuentas raras que desvirtúan la lógica, “que con ella no alcanza, que sin ella no se puede”. Todo ello, mientras un país mira al Justicialismo esperando la soberanía política, la independencia económica y, sobre todo, la justicia social que otrora supimos conseguir.”

“Me voy, y me llevo conmigo mis convicciones.-“